Rechazo del terrorismo, la tortura y la violencia en Trabajo Social


 

Como profesional de trabajo social ha de rechazar cualquier forma de apoyo, directo o indirecto, a individuos, grupos, fuerzas políticas o estructuras de poder que empleen el terrorismo, la tortura u otros medios violentos para agredir a otros seres humanos.
 
Esta posición ética se basa en los siguientes principios y razones:
 
1. Respeto a la dignidad humana: Reconocer y valorar la dignidad de cada ser humano, y entender que el terrorismo, la tortura y la violencia constituyen una grave violación de esta dignidad. Como trabajadores sociales, han de comprometerse a promover y proteger la dignidad y los derechos de todas las personas, y no respaldar acciones que atenten contra estas fundamentales prerrogativas.
 
2. Promoción de la justicia y la no violencia: El trabajo social se fundamenta en la promoción de la justicia social y la no violencia como medios para abordar los problemas y conflictos sociales. Apoyar o justificar el terrorismo, la tortura u otras formas de violencia va en contra de estos principios fundamentales y socava el compromiso con la construcción de sociedades justas y pacíficas.
 
3. Responsabilidad profesional: Los profesionales del trabajo social tienen la responsabilidad ética y deontológica de actuar en beneficio del bienestar y la seguridad de las personas y comunidades a las que sirven. Apoyar o tolerar actividades violentas o terroristas no solo va en contra de los principios éticos, sino que también puede poner en riesgo la seguridad y el bienestar de los usuarios, así como de la sociedad en general.
 
4. Compromiso con la paz y la resolución de conflictos: Fomentar el diálogo, la negociación y otras formas pacíficas de resolución de conflictos como alternativas al uso de la violencia. Apoyar el terrorismo y la violencia solo perpetúa el ciclo de violencia y conflicto, en lugar de trabajar hacia soluciones duraderas y pacíficas que promuevan la reconciliación y la convivencia pacífica.


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